Es manifestar el amor salvador de Dios a los hombres en una dimensión liberadora, tal como lo deseaba el fundador quien aspiraba ver a las hermanas “atentas disputándose los dolores de los afligidos para suavizarlos y las lágrimas de la vida para endulzarlas”.
Este carisma se concretiza en la creación de hogares de niños, escuelas, hospitales, hogares de ancianos, trabajo pastoral en parroquias y cárceles.
Así cada día centenares de niños en situación irregular, ancianos enfermos, niños y jóvenes en colegio reciben el cariño, el abrigo, el alimento y la paz que les prodigan sus hijas.
